Imágenes de Portoviejo

sábado, 9 de marzo de 2024

 EN SUS 489 AÑOS DE FUNDACIÓN

 Portoviejo: Donde los Reales Tamarindos     susurran secretos antiguos

 

 Nos sumergimos en la historia de Portoviejo, esa joya histórica que se alza con elegancia en la provincia de Manabí, Ecuador.

En un rincón bañado por el sol y acariciado por las brisas del Pacífico, emerge Portoviejo, una ciudad que lleva en su esencia los ecos de los siglos. Sus calles adoquinadas, sus plazas sombreadas y sus muros de adobe guardan los suspiros de los ancestros y los sueños de los conquistadores.


El Nacimiento de los Reales Tamarindos

Corría el año 1535, y el capitán Francisco Pacheco, con la mirada fija en el horizonte, trazó los cimientos de lo que sería la Villa Nueva de San Gregorio de Portoviejo. Antes de este renacimiento, la tierra había sido llamada Puerto Viejo y Señorío de Cancebí, testigo silente de los últimos días de la época prehispánica. Pero en ese marzo dorado, Portoviejo alzó sus muros y se convirtió en la custodia de la frontera norte de la Gobernación de Pizarro.



Los Tamarindos Reales y la Danza del Tiempo

¿Por qué los Reales Tamarindos? Porque en sus plazas, bajo el ardiente sol, crecieron los árboles más frondosos de esta exótica fruta. Los tamarindos, con sus hojas susurrantes y sus raíces hundidas en la historia, se convirtieron en testigos mudos de los vaivenes de la ciudad. Y así, Portoviejo se erigió como la primera villa española en la región costanera, un faro de esperanza para los navegantes que buscaban refugio y abastecimiento.



La Danza de los Fundadores

Tres figuras se entrelazaron en la danza de la fundación: Pedro Puelles, Gonzalo de Olmos y Francisco Pacheco. Olmos, con ansias de esmeraldas y riquezas, intentó crear su propia versión de la ciudad. Pero fue Pacheco quien, con la pluma de la historia, escribió su nombre en las piedras y las almas de Portoviejo. En su honor, una cruz de madera se alzó en la plaza central, y sobre ella, el acta de fundación.


El Traslado y la Resiliencia

Portoviejo, como una mariposa inquieta, cambió de lugar en busca de seguridad. De Charapotó al sitio actual, la ciudad se movió, resistiendo incendios y piratas. Y así, con cada paso, tejía su leyenda. Los españoles, respaldados por la Corona pero impulsados por la sed de ganancias, forjaron un nuevo mundo en estas tierras. Portoviejo, con su maíz abundante y su espíritu indomable, se convirtió en el corazón de la conquista.


 

El Latido Eterno

Hoy, cuando paseas por sus calles, escucha. Escucha los susurros de los tamarindos, los ecos de los siglos y los latidos eternos de Portoviejo. En cada rincón, la historia se despliega como un abanico de colores, y los Reales Tamarindos, con sus raíces profundas, te invitan a danzar con el pasado.


Así, querido lector, te presento la Fundación de Portoviejo, un capítulo vibrante en el libro de la humanidad. Que sus piedras sigan hablando, y que sus tamarindos sigan guardando secretos bajo el sol ecuatorial.

 DESDE EL RENOVADO BAR 6 DE DICIEMBRE

El renovado pero tradicional Bar 6 de Diciembre, en el casco colonial de Portoviejo, aporta una nueva ventana para disfrutar de la belleza de la capital de Manabí, que este 12 de marzo cumple un año más de fundación española.